miércoles, 28 de septiembre de 2011

Del diario de la Capitana



Día 3 del mes 6 desde el aterrizaje.


Por todos los malditos demonios.
No no no y no.
No pienso volver nunca mas a este lugar. Es todo tan...
Maldita sea y maldito el día en que baje.
Quizás me haga un lavado de memoria y no me acuerde de nadie NUNCA MÁS.


Dicho y echo. Nunca estuve allí. Nunca conocí a nadie allí. Nada me ata a ese lugar y no tengo por que regresar.


Ahora estamos en paz. Quizás nos volvamos a conocer en otro lugar. Espero que no sea así.






Padre, ¿volaremos juntos otra vez?

lunes, 12 de septiembre de 2011

Del diario de la Capitana


Día 16 del mes 5 desde el aterrizaje.

Es extraño, he vuelto a la Villa del Lago y la siento como si fuese mi hogar a pesar de toda la tristeza que me trajo.

Estoy sola, pero dados los últimos acontecimientos creo que es lo mejor. 

Ahora queda esperar a recuperarme y poder irme lejos de todo esto.
La tierra firme no es mi sitio. Relacionarme con la gente y tener a alguien no esta en mi destino.


Singular, te echo de menos.
Padre...
Enano...

viernes, 9 de septiembre de 2011

Diario de una pirata Parte IV


Habían pasado unos dias desde que Larka y Gauwina se encontraron y se pusieron en marcha para recuperar a Singular. Viajaron hasta la Vigilia de Morgan sin ningún problema y una vez estuvo a punto la maquina de la enana, pusieron rumbo hacia la gran montaña, pero era un viaje largo y cansado debido al calor que procesaban esas tierras. Decidieron parar en el asentamiento a mitad del camino entre la montaña y la Vigilia. Era un lugar espacioso y acogedor. Los enanos Hierro Negro que vivian alli eran bastante hospitalarios y no tuvieron ningun inconveniente en que la pareja de aventureras se estableciese durante unos días hasta tenerlo todo a punto.


- Debería volver a recoger mi campamento antes de que nadie se lo apropie. - Dijo Gauwina esbozando una mueca de preocupación.
- Si... Claro... Pero no tardes... -Contesto la enana sin mirarla.


Gauwina marchó hacia su máquina en la parte trasera del campamento mientras Larka miraba distraida la hoguera del centro del poblado. Era bastante alta y chisporroteante y daba calor, mucho calor, La enana se durmió mirandola y se desperto horas mas tarde. Ya había anochecido y desperezandose se levantó en busca de la goblin, dio una vuelta entera al campamento pero no había rastro de ella asi que regresó junto a la hoguera y se sentó a observarla de nuevo.


- Buenas... 


Era un enano el que hablaba. No recordaba su nombre pero le había visto antes en la Villa del Lago. Se había dirigido lentamente hacia uno de los bancos cerca de Larka sin que ella se diese cuenta. La enana le miró de reojo.


- ¡Hola!
- La prometida de Gilfor, ¿Cierto? - Le pregunto el enano mientras la miraba.
- ¿Qué? - Preguntó la enana sorpendida y le miró fijamente.


El enano nego levemente sonriendo.Despues de un rato dijo:


- Gilfor y yo luchamos juntos.
- ¿Sabe si está bien?
- Aquí estamos asentados el Conclave de Piedra,. - Contesto ignorando la pregunta de la enana.-  que sorpresa verla aquí.
- Hay mucha gente por aquí ultimamente.- Larka sacó su petaca y le dio un largo trago. - Ofrecería, pero es ron y no tiene cara de que le guste.
- Gracias, pero estoy servido. - Le contesto el enano sonriendo. - Y, ¿Qué haceis por aquí?
- Pues nada, de viajecito por las montañas.
- Que coincidencia pues...


La conversación se alargó bastante pero finalmente el enano la miro detenidamente y se retiró a sus que haceres. Larka volvió a quedarse sola frente al fuego que desprendía un calor horrible.


 - Prometida de Gilfor... - Susurró mientras negaba con la cabeza.


Pasaron aún más horas hasta que se escuchó un leve ruido y la maquina de Gauwina fue descendiendo lentamente hasta posarse en el suelo junto a Singular, tras las tiendas del campamento. Se acerco a la enana bostezando.


- Pues ya está. Pero yo me voy a dormir que estoy muerta, y tu deberias hacer lo mismo señorita ausente. - Dijo la goblin mientras la miraba con una cara entre felicidad y sueño.
- Supongo que sí Gauwina, supongo que sí. Hoy me intentaron casar...
- ¿Y eso?
- No quieras saberlo.




Se despertaron la mañana siguiente no muy pronto y recogieron todos sus trastos. Compraron bastantes provisiones ya que el trabajo que les esperaba iba a ser largo y marcharon. Iban con una velocidad lenta y haciendo mas ruido del que querían. A casi el anochecer llegaron a la montaña y buscaron una explanada lo suficientemente grande para dejar las maquinas y poder descansar. Encontraron una hacia la mitad de la montaña. Entraban bastante justas, pero entraban las cuatro.
- Pues ya estamos aquí Daga... ¿Y ahora que se supone que tenemos que hacer?
- Buscar.
- ¿Pero buscar que y donde? - Pregunto la goblin desconcertada.
- Pues, un cofre, una cueva, un algo... Ya sabes que mi padre es muy especial.
- Si, claro... Pero eso nos llevará mucho tiempo. ¿No te dijo donde está?
- Esta por aqui en alguna parte Gauwina, pero si no quieres buscar te puedes ir. Me las puedo apañar muy bien sola.
- No, no. Ya que estoy aqui... Yo me voy a dormir, que luego me salen arrugas.


Gauwina sacó unas mantas y se tumbó cerca de su máquina tapándose bien. Larka se quedó sentada y sacó la carta de su padre para releerla. No daba ningún detalle. La enana se iba desesperando poco a poco. Seguramente no encontraría lo que su padre guardaba o tardaría mucho. La montaña era demasiado grande para buscar entre dos personas sin perderse o sufrir algún accidente. Demasiada altura y demasiada lava cerca.




Pasaron unos días dando vueltas por la montaña, de abajo arriba, y solo vieron rocas y rocas y mas rocas. Iban en pareja, iban separadas y nada.
- Deberíamos dejarlo, ¿no Daga? Aquí no hay nada.
- Seguro que lo hay, seguro. Te puedes quedar aquí, ya seguiré buscando yo sola.
- Pues si. Te esperaré, te esperaré...


La enana se dio media vuelta y subió en Singular. La maquina estaba muy sucia y parecia muy vieja pero aun funcionaba a las mil maravillas. Arrancó sin hacer mucho ruido y miró una ultima vez a la goblin que estaba sentada junto a una pequeña hoguera comiendo. Subió hasta casi la cima de la montaña y pegandose a ella, fue descenciendo muy lentamente en circulos, fijandose en cada detalle, en cada roca. Siguió bajando y buscando, hasta que, vio una gran roca redonda. Era demasiado redonda y pulida como para ser una roca natural. Aterrizo cerca de ella mientras sonreía. Por fin habia encontrado algo, que sin duda era de su padre.


- Pero desde luego, padre, como quieres que mueva semejeante piedra...


Se acerco a ella hasta tocarla, se puso a su izquierda, cojio aire y empujó con todas sus fuerzas. La roca salió rodando.


- En serio padre, ¿Tú crees que esto es seguridad?




Tras la roca se escondía una pequeña cueva, que estaba demasiado oscura para ver nada. Larka se dirigió a Singular y rebuscó en sus bolsas en busca de algo con lo que hacer fuego. Cuando por fin lo tuvo, se apresuró a encenderlo. Fue con paso rápido y decidido hacia la entrada del agujero y asomó su antorcha improvisada.


- Que demonios.... ¡Padre!


La enana no podia creer lo que veia. Cuadros y cuadros y mas cuadros de su difunto padre, de mil y una poses, colores...


-¿Esto es mi herencia? ¿Esto es tu tesoro? Ya te vas a enterar cuando te coja... - Gritaba hacia el techo de la cueva.


Larka se adentro aún mas a la pequeña cueva, solo había retratos. Pero en el fondo, apoyado en el medio, sobre otros, habia un retrato que no era de su padre. Era de ella, cuando era mas pequeña. Una niña enana rubia de pelo rizado sonriente.


- ¡Ja! No padre, por que tengas uno mio no te voy a perdonar.
- Ni yo tampoco... Ni yo tampoco...


La enfadada enana se giro al escuchar esa voz. Tres goblins cerraban el paso hacia el exterior. Confusa dio un paso hacia atras.


-¿Qué?¿Quién?
- ¿No te alegras de verme pequeña Daganza? Tu padre tampoco se alegró de verme la ultima vez... - Dijo el goblin del medio, con un tono bastante burlón mientras daba unos cortos pasos hacia la enana dejándose ver mejor.
- ¡Tu! ¡Tekror! ¿Qué le has echo a mi padre? - Preguntó mientas se ponía a la defensiva.
- Matarle. - El goblin solto una larga y horrible carcajada. - No creerías que no me iba a vengar de vosotros dos por lo que me hicisteis. ¡Lo que le hicisteis a mi brazo!


El goblin se acercó más a ella y alzó un espantoso y enorme brazo mecánico. Los goblins que le acompañaron retrocedieron un poco y dejaron pasar a una de sus congéneres, Gauwina.


- Pero... ¿Gauwina? Tú...? - Pregunto la enana, en voz baja pero lo suficiente alto como para que todos la oyesen.
- ¿Yo? No creerias que todo se iba a quedar así despues de hacerle eso a mi querido. No era suficiente lo que le hice a Yeirrek para vengarnos de vosotros, patéticos enanos.
- ¿Tú le mataste?¿Tú mataste a Yeirrek? Nosotros confiabamos en ti... 
- ¿Qué mas te da? Ahora podrás reunirte con él en el abismo. 


Los dos goblin que les acompañaban se dirigieron a la enana sin que a esta le diese tiempo a reaccionar y la sujetaron por los brazos. La enana se retorció intentando librarse de ellos, pero eran demasiado fuertes. Tekror y Gauwina se acercaron a ella, el goblin delante y su compañera detrás.
- Mira a la cara del hombre que va a acabar con tu miserable vida, estúpida enana.


Era Gauwina la que hablaba mientras le tiraba con fuerza de las trenzas para levantarle la cabeza con una mano y con la otra le ponia una daga en el cuello. Tekror tenia una mueca de felicidad, por fin acabaría con los enanos que le mutilaron y se rieron de él.


- Daganza Larka Winderth, hija de Marvik Winderth, tripulantes de la arrasada Bomba Ambulante. En este dia acabo con vosotros, con todos vosotros. - Al acabar de decir esto, Tekror volvio a reirse.


La enana le miró. El goblin a ella y seguidamente alzo el puño sano y le dio un puñetazo. La enana intento bajar la cabeza por el dolor pero Gauwina le volvio a dar un tirón para levantársela mientras le hacía un corte poco profundo, de aviso. El goblin repitió la acción y esta vez la continuó con una patada en el estomago de la enana. Tekror hizo un gesto con la cabeza y los goblin la soltaron. Larka se encogió sobre si misma.
- ¿Ya no aguantas más? ¡Si aún no emos empezado!


El goblin la agarro de la pechera y la tiro con fuerza hacia una de las paredes de la cueva. La enana vio sangre, suya seguro, pero no acertaba a saber de donde venia. El goblin se acercó a ella dándole una nueva patada para seguidamente arrastrarla por el suelo hasta el centro de la cueva. Tenia que salir de allí. Tenía que librarse de ellos. Los goblin que le acompañaban estaban bastante distraidos pero Gauwina y Tekror no. Tenía que ser rapida y lo conseguiría, o al menos moriria intentando salvarse y no apaleada en el suelo. 


- Y ahora, enana, es cuando lamentarás haberme cortado el brazo. - Dijo Tekror mientras alzaba el brazo metalico para pegarla.


Larka hizo acopio de todas sus fuerzas y justo cuando el brazo iba a caer sobre ella se aparto rodando por el suelo, cojió un puñado de tierra y se lo echo al goblin a los ojos mientras se levantaba, este gritó y se llevó la mano sana a la cara, mientras que, Gauwina, con rapidez, le lanzo la daga que se clavo en la pierna de la enana. La enana se estremeció pero corrió hacia la salida. Los goblin de la entrada reaccionaron tarde y Larka corrio. Con un último esfuerzo saltó a Singular y arranco.


- ¡Matadla! - Grito Tekror.


Gauwina se subio en su maquina rapidamente, seguida de los otros goblins y se pusieron en persecucion de la enana. Larka lo veia todo borroso y no sabia que direccion habia puesto. Los goblin desde sus maquinas comenzaron a disparar. Una bala le alcanzo el brazo y la enana solto un grito de dolor. Siguieron disparando, sin alcanzarla hasta que lo consiguieron, pero esta vez dieron al deposito de Singular. La maquina empezo a soltar más humo que normalmente y a hacer ruidos muy raros. Larka giró la cabeza, le seguían muy de cerca. Volvió a mirar al frente y cogio los mandos intentando que singular funcionase bien y no se estrellara, pero, dos balas le alcanzaron en el hombro. La maquina daba espasmos y la enana se golpeó perdiendo el conocimiento. Singular se acercaba rapidamente a otra montaña callendo en picado dejando tras de si una espesa nueve de humo. El dispositivo de seguridad saltó y el asiento de singular salio de la maquina mientras abria un pequeño paracaidas. La maquina siguio cayendo en una direccion mientras que la enana caia en otra, sin enterarse de nada.


Se escucho una explosión y mucho mas humo.


- Su patética maquina se ha encargado de acabar con ella... Qué pena...


Los goblin dieron la vuelta riendose. La enana cayó entre unas grandes rocas de la montaña, aun sin conocimiento y dejando un charco de sangre.